Eso sí, siempre podréis releerlas o inventar algo nuevo.
Esto es lo que hay.
Hacía
frío. Era invierno. Juan, un chico con el pelo rubio, ojos marrones y estatura
normal, paseaba por las calles de Nueva York. De repente oyó…
Fue
hacia el parque donde se encontró con una niña que se llamaba Rita. Empezaron a
hablar, se hicieron amigos y fueron paseando hacia el lago comiendo palomitas.
Y se sentaron a la orilla del lago y compartieron las palomitas con los patos y
los cisnes.
Entonces,
el Capitán Calzoncillos siguió peleando
con una palanca de desatascar retretes. Un retrete le venía por un lado,
otro le amenazaba por el otro, pero el Capitán Calzoncillos pudo meterles la
palanca de desatascar por la boca y los retretes murieron. Pero todavía quedaba
el Súper Retrete Parlante 3000.
Los dos chicos corrieron, intentando huir del
asesino. Llegaron a una montaña en la que no había lugares para esconderse. Se
pusieron muy nerviosos. Se acercaba el asesino y no sabían qué hacer.
David
no recibió un tiro en la cabeza porque Pablo le empujó a tiempo. Diego curaba
la herida de Isma, ya que tenía una bala en el hombro. Mientras, yo intentaba
cargarme a un francotirador en la ventana del edificio de enfrente que nos
tenía inmovilizados. Finalmente, un helicóptero nos evacuó a todos. La misión
había acabado.
Había
una vez un gato al que no le gustaba el pescado, pero le encantaba comer chocolate.
El gato era blanco, pero con tanto chocolate, se había vuelto marrón.
Más
allá, el lobo Pérez estaba a punto de ir al monte en busca del tesoro. Pero
antes, debía decírselo al perro Ramón para que lo acompañara.
El
electricista fue a cortar el cable correcto de la bomba pero antes de que lo
cortara, apareció el terrorista con una ametralladora. El electricista pensó
que todo había acabado cuando, de repente, apareció el valiente policía que
intentó capturar al terrorista. Pero el electricista cortó el cable incorrecto
y todo voló por los aires. Todo menos el terrorista.
Un
chico encontró un perro al que llamó Pipo. El perro se encariñó con el chico,
que se llamaba Pepito. Se llevó el perro a casa y, al llegar, como tenía que
hacer los recados, lavar los platos, hacer la cama… al perro le dio tanta pena
que se puso a hacer él las tareas. Se puso patas a la obra y comenzó a hacer
las camas mientras Pepito veía la tele. Cuando la madre de Pepito llegó a casa
y lo vio todo tan limpio y ordenado, le dio una piruleta. Y al perro, le dio
una patada y lo sacó de casa.
Entonces,
María cogió la mochila y se fue al colegio con su hermano mayor. En el camino
se encontró a muchos amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía. Llegó al
colegio un poco nerviosa porque le cambiaban de profesores y de compañeros. ¡No
se imaginaba Secundaria así!
Así que
me fui a ver a mi amigo para felicitarle las navidades. Pero, llamaba y
llamaba… Se fue mi amigo; me puse muy triste. Después ya no supe más, así que
en ese instante acabó su historia.
Ya sabéis: lo prometido es deuda. Y yo soy buen pagador. Así pues, aquí va la segunda entrega de una experiencia creativa de los alumnos de Primero B. Que la disfrutéis.
Érase
una vez un señor que iba paseando por el monte. El aire era fresco y hacía un
deslumbrante sol; era un día precioso. Había quedado con su hijo, que se
llamaba Jaime, pero al ver que no llegaba, se extrañó mucho. Pensó que le había
pasado algo y fue a buscarlo.
¡Vaya
como estaba! ¡Ufff! La comida más rica que existe. Al poco
rato, vino mi madre furiosa pero, antes de que entrase en la sala, me escapé con
mi tirachinas a la calle. Llamé a las casas de mis amigos para gastar bromas.
Desde el
primer momento noté como si el ambiente hubiera cambiado; era algo raro. Salí a
dar una vuelta pero no vi a nadie. Me sentí abandonado; también tenía miedo.
Volví rápido a casa. Allí me sentiría más seguro.
Y se
fue a pasear a la orilla del mar que estaba enfrente de su casa, pensando en lo
que le pasaba en su vida. De pronto, vio un gran pájaro de color rojo y verde.
Era hermoso; la forma en que volaba, la tranquilizaba y la hacía olvidarse de
todo. En ese momento, solo existía ella y el hermoso pájaro.
Por
fin, el chico se atrevió a subir a la montaña rusa. Le divirtió y se montó dos
veces más. Se mareó pero no le importó y se siguió montando en la montaña rusa.
Pidió a sus amigos que se montaran con él, pero no querían, así que se montó él
solo.
Iba por la calle y, era tan gafe, tan gafe,
tan gafe, que tropezó con el bordillo con tan mala suerte que en ese momento
pasaba por la carretera un camión que lo atropelló y murió. Y todo por culpa
de haber pasado por debajo de una escalera.
Mis chicos y chicas de Primero B saben que el lenguaje literario ha de cumplir dos requisitos básicos para serlo: ser bello y sorprender. Dirán los críticos que nunca leerán esto que si la expresión, los recursos literarios, el ritmo, la trama, la estructura.... Banalidades intelectuales. El texto que sigue, el primero de una serie que irá apareciendo en próximas entradas, es el resultado de un rato de clase dedicado a la escritura creativa. Cada chico escribió un párrafo sin conocer lo escrito por sus compañeros. De esa forma, al colocarlos uno a continuación de otro, dispusieron el azar y las musas que resultase lo que sigue. El objetivo no era otro que escribir. Escribir y disfrutar haciéndolo. Todo lo demás vendrá cuando haya de venir. Ahora toca leer y dejarse sorprender.
Érase
una vez un niño que se perdió en una ciudad muy grande. Sus padres le buscaban
pero el niño no aparecía. Se lo dijeron a la policía, pusieron carteles por
todos los postes y farolas… Pero el niño no apareció
Trabajaba
en el periódico local, aunque su gran pasión siempre había sido el cine. Él no
quería ser un simple actor, quería ser el doble de algún protagonista en las
escenas de acción. Por primera vez en mucho tiempo, no pudo dar una evasiva;
había cogido la costumbre de evitar cumplir su sueño porque lo veía imposible.
Ahora, con el periódico sobre la mesa y el anuncio ante sus narices, no podía
decir que no a su sueño.
En el
río se encontró un pez muy grande y se marchó a buscar a su padre para
consultarle. En seguida se subieron en el coche y fueron hacia allí. Cuando
llegaron, unos hombres encapuchados los secuestraron y les torturaron. El chico
vio un pez que le llamó la atención y dijo que ya lo había visto antes. Cuando
aquellos hombres iban a dispararles, entraron los antidisturbios a meter leña.
Llegué
a mi nuevo instituto y me sentía rara, como si la gente me despreciara. Choqué
sin querer con un chico muy guapo y nos empezamos a conocer. “Hemos quedado a
las seis en el cine” le dije a mi madre.
Iba yo
el otro día con mi perra y cuando le estaba tirando la pelota, vi un gato
subiendo por una pared bastante alta. Mi perra, como de costumbre, cuando vio
al gato, pues fue a por él. El gato se metió en una casa abandonada y pensé que
no volvería a verla porque…
Como
casi todas las historias acaban bien, esta también va a acabar bien para que
los niños no empiecen a llorar, porque si no, el autor se pondrá triste. Bueno,
yo me despido porque la historia acabada de terminar. Chin pon.
Lo dicho: la siguiente historia, en la próxima entrada. Allí nos leemos.
Creo recordar que era Rubén Blades quien cantaba aquello de "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida". ¡Qué gran verdad! Y, en ocasiones, además son agradables, como la clase de Historia de hoy. Es más, en ocasiones son también gratificantes, como lo ha sido para mí encontrarme con estos dibujos. Gracias, Valen; te admiro. Y te envidio.
En alguno de sus escritos, afirmaba Gotthard Zügel haber
visto un programa de televisión en el que una física francesa decía que “Tal
vez la ciencia nunca logre demostrar que uno más uno es igual a dos”. Para la
gente corriente, no obstante, esto queda fuera de nuestro alcance. De toda la
vida, uno más uno son dos. Las matemáticos sabran disculpar mi condición de
neófito en álgebra de Boole, sistemas binarios y asuntos tales.
Siempre había creído que uno más uno son dos; por más que
Shakire cante eso de "Porque uno y uno no siempre son dos". Ni siquiera oyendo a
Carlos Goñi que “uno y uno no son dos, uno y uno es lo que es”
lo había puesto yo en duda. Hasta esta semana pasada.
Esta semana pasada he visto, con meridiana claridad, que hay gente empeñada en demostrar que, efectivamente, uno más uno no son dos.
No acabo de ver el motivo de tal interés; y me causa cierta
desazón. Me recuerda a la trama de una película de los años cincuenta: “The Man Who Never Was”. En la cuestión que nos ocupa, la película se titularía "The Problem
Who Never Was".
En la primavera de 1943, un vecino de Punta Umbría descubrió
mientras pescaba en la zona conocida como ”El Portil”, el cuerpo sin vida de un
militar inglés junto con los restos de una balsa neumática. Sin saberlo, aquel
pescador, acababa de encontrar al hombre que nunca existió. La operación
"Mincemeat" había comenzado.
Quién sabe cuándo y dónde será esta vez el desembarco.
Por cierto, también puede contribuir a confundir más este
párrafo de Elsa Treviño en su blog (DES)EXPLICACIONES:
"En un café de un Oxford al que no he ido, le dije a López
que inventaría un problema. Pero no fui a Oxford así que no sé si debería
inventarlo. Podría decirle: mira, López, me inventé un problema porque soñé que
te había dicho que me lo inventaría. Aunque bien pensando, el problema ya
estaba ahí, sólo que necesitaba otras palabras para plantearlo. Luego López
diría que le gustaría escucharme y yo recitaría mi lógica onírica…"
Quién sabe qué me dirá López. Aunque, como raramente me encuentra, tal vez no tenga nada que decirme.
No te preocupes, lector/a si no has entendido nada. A mí me pasa cada vez con más frecuencia. Mi
consejo: sigue creyendo que dos más dos son cuatro. ¿O no?
Allá por el año 1954, la Asamblea General de las Naciones
Unidas, recomendaba a los gobiernos de los países del mundo que dedicasen un
día especial a celebrar el Día Universal del Niño.
La Asamblea General de las Naciones Unidas
Recomienda que, a partir de 1956, se instituya en todos los
países un Día Universal del Niño, que se consagrará a la fraternidad y la
comprensión entre los niños del mundo entero y se destinará a actividades
propicias para promover los ideales y objetivos de la Carta, así como el
bienestar de los niños del mundo, y también a intensificar y extender los
esfuerzos de las Naciones Unidas a favor y en nombre de todos los niños del
mundo;
(Resolución 836 (IX). 512ª sesión plenaria. 14 de diciembre
de 1954.)
Cuando en 1948, la ONU aprobó la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, se incluían implícitamente
los derechos del niño. Sin embargo, dadas las particulares necesidades de los niños,
se entendió que debían estar especialmente enunciados.
Así, el 20 de noviembre
de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas,
(…)
Considerando que la humanidad debe al niño lo mejor que
puede darle,
(…)
Proclama la presente Declaración de los Derechos del Niño a
fin de que éste pueda tener una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en
bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ella se enuncian e
insta a los padres, a los hombres y mujeres individualmente y a las
organizaciones particulares, autoridades locales y gobiernos nacionales a que
reconozcan esos derechos y luchen por su observancia con medidas legislativas y
de otra índole adoptadas progresivamente en conformidad con los siguientes
principios:
Principio 1
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta
Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción
alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su
familia.
Principio 2
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de
oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios,
para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en
forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al
promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá
será el interés superior del niño.
Principio 3
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a
una nacionalidad.
Principio 4
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social.
Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán
proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso
atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de
alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.
Principio 5
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún
impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado
especiales que requiere su caso particular.
Principio 6
El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su
personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá
crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un
ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias
excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. La
sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar
especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de
subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene
conceder subsidios estatales o de otra índole.
Principio 7
El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita
y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación
que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de
oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de
responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
El interés superior del niño debe ser el principio rector de
quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha
responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones,
los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación;
la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de
este derecho.
Principio 8
El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los
primeros que reciban protección y socorro.
Principio 9
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono,
crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata.
No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad
mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique
a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o
impedir su desarrollo físico, mental o moral.
Principio 10
El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan
fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe
ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los
pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe
consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes.
Resolución 1386 (XIV). 841ª sesión plenaria. 20 de noviembre de 1959.
Son muchos los países que, por distintas razones, celebran
este día en fechas diferentes. La ONU, recordando la fecha de la Proclama la
presente Declaración de los Derechos del Niño, ha instituido el 20 de noviembre
como el Día Universal de los Derechos del Niño y de la Niña.
Andaba yo esta tarde hojeando -más que ojeando- la prensa cuando, entre cabezadita y cabezadita, me pareció leer el nombre Pepe Mújica. Yo tuve un profesor que se llamaba así y que, años más tarde, vi aparecer con cierta frecuencia en los telediarios por aquello de su puesto en la OCU. Quizá fue pensar que pudiera tratarse de mi viejo maestro lo que me sacó de mi somnolencia y me decidió a prestar atención a la lectura.
Se trataba efectivamente de José -Pepe- Mújica, pero no de mi buen profesor sino del presidente de Uruguay. Según contaba el periodista, es un personaje singular. Y digo singular porque, si es cierto lo que de él se comenta, debe ser un caso único en el mundo de la alta política. Tanto me intrigó el artículo que me he puesto a buscar confirmación en Internet. Y, efectivamente, parece ser que algo de verdad debe haber en lo publicado. Resumiendo, el actual presidente de Uruguay, antiguo guerrillero Tupamaro, cede el 90% de su sueldo de presidente a obras sociales y él vive con el restante 10% (unos mil euros) porque, dice "con ese dinero me alcanza, y me tiene que alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con mucho menos". Véalo usted mismo pulsando AQUÍ, o AQUÍ, o AQUÍ . Por cierto, como complemento, sugiero hacer una búsqueda en Youtube. Si esto es como parece, toda mi admiración para José Mújica. ¡Chapeau, Señor Presidente! Y mucha suerte.
El día que fui al colegio con la cazadora de mi hermano
Jaime, se armó la gris. Yo ya lo sabía. Lo sabía desde que mi madre me miró
especulativamente, prenda en mano. Entonces comprendí que la maldita cazadora
pasaba a mí y que yo iba a ser el hazmerreír de mi clase. Sentí eso que ponen en
las novelas de que el destino es inexorable.
Así comienza La cazadora de Indiana Jones –escrito por Asun Balzola–, el primer libro que
los chicos y chicas de 1º de ESO B han leído este curso. Habrá más; y de todos
dejaremos cumplido testimonio.
La nota media que ellos han dado al libro es de 7,2 puntos sobre
diez. Y estas que siguen, son algunas de sus opiniones sobre la lectura:
“Me ha gustado mucho porque en este libro cuenta la realidad
y lo que se siente siendo el pequeño y heredando la ropa de tu hermano mayor.” (Alberto V.)
“Sinceramente, no me ha gustado el libro porque me parece
aburrido.” (Daniel D.)
“Me ha gustado bastante. ¡A mí no me suelen gustar los
libros! Me ha parecido estupendo, muy interesante.” (Pilar A.)
“No es que el libro fuese malo, pero no me parece el tipo de
libro que yo leería en mi casa; especialmente porque no es un libro que sea lo
suficientemente interesante como para animarte a leerlo de principio a fin sin
poder dejarlo a la mitad. Es un poco pesado." (Victoria A.)
“A mí me ha gustado bastante, pero no le daría un diez por
la sencilla razón de que algunos capítulos no han estado tan interesantes en
comparación con el resto del libro.” (Ismael M.)
“No me ha gustado mucho ya que no tiene mucha intriga o
acción, que son los géneros que más me gustan. Por eso recomiendo que se escoja
otro tipo de libros porque, a lo mejor, a mis compañeros también les parece
bien.” (Diego L.)
“El libro me ha parecido muy interesante y muy bonito. Se lo
recomendaría a todas las personas a las que les gusten las historias
románticas.” (Alba G.)
“Me ha gustado porque nos ha enseñado que mentir trae
consecuencias y que si queremos algo pero ya tenemos, no hay que ser ambicioso.”
(Marta G.)
Cuando mis alumn@s de Historia se preguntan por qué han de estudiar esa asignatura, suelo responder que, al menos, como pequeño reconocimiento y homenaje a tantos hombres y mujeres que, con sus vidas, han ido logrando derechos que hoy, nosotros, podemos disfrutar.
Una de estas tardes me he encontrado con la canción Mil vidas, publicada en el álbum Un día en Suburbia, de Nach. He de confesar que desconozco el mundo de la música rap y que no se halla entre mis elecciones habituales, pero esta canción, especialmente su letra, me ha gustado especialmente. Por eso dejo aquí constancia de ello.
Toda una vida es poco para un hombre,
la tierra me entregó un cuándo y un dónde.
Atrapado ahora en esta era insomne,
quiero vivir más vidas que la que me corresponde,
viajar a los paisajes que toda memoria esconde.
Verme al principio de los tiempos sin autoconciencia,
Homo Sapiens cuya ciencia es la supervivencia;
con la piel en carne viva, mi paciencia doma el fuego,
madre tierra da la esencia que alimenta luego.
Habitar el Nilo antes de Jesucristo,
ser escriba del antiguo Egipto,
ver que existo y aún resisto junto a Keops mi faraón,
saber que es dueño de los sueños que poseo y de mi razón.
Civilización en gracia como Grecia,
sentir en vivo la pasión de Platón: cosmovisión.
Desde el Partenón su herencia,
entre columnas corintias sus lecciones limpian mi conciencia
y son
luz para el corazón, luz para la historia,
luz como magnolias en Mongolia.
Sentirme un samurái, con sed de gloria,
defender mi imperio, conquistando como único medio para
hacer historia
Mil Vidas. Quisiera vivirlas todas, una sola es poco y yo
choco entre las olas
del tiempo; horas yendo a la deriva por qué sólo una
época, por qué sólo una perspectiva.
Las olas del tiempo llegan al Renacimiento
allí Leonardo me anticipa un nuevo invento.
Me siento junto a Copérnico en un mundo esférico y metálico,
mientras la Inquisición sigue mis pasos sin aliento.
Viena, 1700, ciudad llena de cultura;
palpo la hermosura de un lugar lejano,
gozar al rozar a Mozart, verle tocar
y acariciar la eternidad entre sus notas de piano.
Sinfonía en armonía,
querer vivir las vidas que no fueron mías no es absurdo
como entrar al palacio de un zar en San Petersburgo
y gritar ¡revolución! para cambiar el mundo
y mientras cambia yo lo observo:
pueblos invaden, pueblos siglos y derrotas,
civilizaciones rotas,
verme al lado de toro sentado, ser un chamán
meditando iluminado entre los prados de Dakota.
Y brota en mis manos magia, cura del hombre blanco
y la locura que contagia y así el futuro se presagia
mientras el sol desde su trono vigila y dicta.
El ser humano es sólo un parpadeo de todo lo que ha visto
Ven a chocar en las olas del tiempo, milenios que se
funden en un solo momento.
Quiero vivir mil vidas.
Mil Vidas. Quisiera vivirlas todas, una sola es poco y yo
choco entre las olas
del tiempo. Horas yendo a la deriva, por qué sólo una
época, por qué sólo una perspectiva.
Chicago, años 20; visto gabardina zapatos de charol.
Siento el descontrol mirando en cada esquina,
la ley seca se impone, yo acudo a un cabaret
para olvidarme que la mafia de Al Capone se propone
liquidarme.
Viajar a Woodstock y desde el amanecer, yacer
entregado al amor libre y al placer,
ver en concierto a Jimi Hendrix, Janis Joplin y a Tim
Hardin
colocado de LSD; este es mi jardín, mi camping.
Mi libertad sin fin y allí me veo, buceo
entre los prados de la historia y su fortuna,
quiero escapar junto con esta pluma de un presente que me
abruma,
estar en la pupila de Neil Armstrong al pisar la luna.
Ser un pantera negra, con mi puño en alto, pelo afro;
sentarme con Rosa Parks atrás en aquel auto;
aprender de Crazy Legs y de T-Kid en sus primeras firmas;
fin de los setenta, sur del Bronx, no hay más enigmas
que el deseo de vivir más vidas que una sola.
Madrid 83, movida, yo en la puerta del Rockola
fumándome un pitillo absorto,
pensando que el camino que separa cuna y cementerio es
corto
Mil vidas. Allí donde quise estar y todo lo que quise
ver.