"Day after day, we are comming across with unexpected events which make our live a little adventure " (Enigman)

jueves, 21 de junio de 2012

Despedida


Hola, chiquillos.

Sé que estáis a punto de emprender otro viaje; dejadme que, aunque sea en la distancia, yo también os diga adiós. Acabáis toda una etapa. Pero el camino, vuestro camino, continúa.

Atrás quedaron marcados vuestros pasitos; muy juntos, porque muy juntos habéis andado el camino. Sois un grupo fantástico. Cada uno de vosotros lo es. 
Me encanta vuestra compenetración, vuestra responsabilidad, vuestra preocupación por los otros, vuestros gestos de cariño, vuestra capacidad para escuchar y acoger, vuestra inagotable curiosidad, vuestro interés, vuestra capacidad de disfrutar, vuestra emotividad… Pero hay algo que me gusta especialmente de vosotros: vuestra sensibilidad. Sé que todo lo que es importante de verdad os toca el corazón. Y eso es muy grande, mis niños. No lo perdáis nunca. El mundo necesita personas como vosotros.

Quien mire con atención el camino que habéis recorrido, observará, al lado de vuestras pisadas, otras no mucho mayores. Unas veces, delante de las vuestras; otras, al lado; en algunas ocasiones, en medio de las vuestras… En cualquier caso, cerca, muy cerca. Habéis tenido la inmensa suerte de compartir camino con ella. ¡Nada menos que tres cursos! Sé que también ella se siente afortunada. Tendréis otros profes, muchos, que os ayudarán y os enseñarán. Pero, creedme si os digo que ninguno os querrá más que ella. Tendrá otros alumnos, muchos, a los que enseñará, ayudará y querrá -no puede evitarlo; ha nacido para eso -. Pero… ninguno de los que vengan será tan especial para ella como vosotros.

Y en algún punto del camino, durante un trecho cortito, también aparecerán las huellas de mis pasos. He tenido la fortuna de conoceros y de compartir algunas tardes con vosotros. He aprendido, disfrutado y, quizá, enseñado alguna cosa. Para mí también sois muy especiales: habéis visto que en mi mochila viajan vuestros nombres; pues bien, sabed que en mi corazón tenéis un sitio reservado. Con vosotros he sentido yo, como nunca antes, una despedida de verdad, en la que cada lágrima, cada abrazo, cada mirada, cada beso… eran tan de verdad que aún hoy me emociona recordarlo.

Recordad con cariño todo lo vivido estos años. Guardadlo en vuestro recuerdo como un tesoro inagotable. Y, luego, mirad hacia delante y emprended vuestro camino, juntos y sin miedo. Haréis cosas muy grandes; estoy seguro de ello. No os deis nunca por vencidos. Confiad en vosotros mismos.



Que sintáis 
a la Buena Madre 
caminar 
a vuestro lado.

Un abrazo inmenso, 
mis pequeños y 
queridos amigos. 

¡Buen viaje!

jueves, 7 de junio de 2012

Napalm

Hace unos días he explicado en clase la guerra de Vietnam. Entre páginas del libro y recuerdos de películas que recogen parte de aquella terrible historia, comenté a mis alumn@s que, sin duda,  una de las imágenes del siglo XX es esta fotografía


Pues bien, casualidades o no de la vida, hoy me he encontrado con esta noticia en la página de yahoo.es:


La famosa fotografía de la "niña del napalm" cumple este viernes 40 años convertida en un icono de los estragos de la guerra.
Kim Phuc tenía solo 9 años cuando un avión del Ejército survietnamita bombardeó su pequeño pueblo de Trang Bang, cerca de Ho Chi Minh (entonces Saigón), en un ataque coordinado con el mando estadounidense que trataba de controlar el abastecimiento por carretera entre Camboya y Vietnam.
Los informes de EEUU indicaban que no había civiles en la localidad, según explicaron posteriormente los militares al frente de la operación, quienes dieron luz verde al lanzamiento de misiles cargados de napalm, un combustible capaz de calcinar cualquier forma de vida, que convirtió el lugar en un infierno en llamas.
"Hasta entonces yo era una niña feliz", aseguró Phuc quien atemorizada se había refugiado con su familia en el templo de Cao Dai.
El fuego de esas bombas, que alcanza 1.200 grados, carbonizó sus ropas y le causó quemaduras en el 65 por ciento de su cuerpo, especialmente en su espalda y brazo izquierdo, cuya piel se derretía del calor.
Phuc salió corriendo por la carretera desnuda, presa del dolor -"¡muy caliente, muy caliente!", gritaba-, con el rostro en llanto, igual que otros de sus parientes. Un momento que inmortalizó el fotógrafo vietnamita Nick Ut quien cubría la Guerra de Vietnam para la agencia estadounidense Associated Press.
"Fui a ayudarla al instante (a Phuc) porque su piel se le estaba desprendiendo del brazo y la espalda. No quería que muriera. Dejé mi cámara y empecé a echarle agua encima, luego la metí en mi coche y nos fuimos al hospital, sabía que podría morir en cualquier momento", relató Ut.
Kim Phuc llegó en estado crítico al centro médico y el personal, escaso de recursos, la envió directamente al tanatorio, donde pasó tres días.
"Pero no me moría", contó Phuc, quien gracias a un amigo de su padre terminó por ser realojada en unas instalaciones para quemados donde estuvo bajo tratamiento durante 14 meses.

Vuelve a mirar la imagen con calma.

Terrible...
el ser humano.
Terrible y asombroso...
el ser humano.