"Day after day, we are comming across with unexpected events which make our live a little adventure " (Enigman)

jueves, 13 de diciembre de 2012

Literatura_dos


Ya sabéis: lo prometido es deuda. Y yo soy buen pagador. Así pues, aquí va la segunda entrega de una experiencia creativa de los alumnos de Primero B.

Que la disfrutéis.




Érase una vez un señor que iba paseando por el monte. El aire era fresco y hacía un deslumbrante sol; era un día precioso. Había quedado con su hijo, que se llamaba Jaime, pero al ver que no llegaba, se extrañó mucho. Pensó que le había pasado algo y fue a buscarlo.


¡Vaya como estaba! ¡Ufff! La comida más rica que existe.
Al poco rato, vino mi madre furiosa pero, antes de que entrase en la sala, me escapé con mi tirachinas a la calle. Llamé a las casas de mis amigos para gastar bromas.



Desde el primer momento noté como si el ambiente hubiera cambiado; era algo raro. Salí a dar una vuelta pero no vi a nadie. Me sentí abandonado; también tenía miedo. Volví rápido a casa. Allí me sentiría más seguro.

Y se fue a pasear a la orilla del mar que estaba enfrente de su casa, pensando en lo que le pasaba en su vida. De pronto, vio un gran pájaro de color rojo y verde. Era hermoso; la forma en que volaba, la tranquilizaba y la hacía olvidarse de todo. En ese momento, solo existía ella y el hermoso pájaro.


Por fin, el chico se atrevió a subir a la montaña rusa. Le divirtió y se montó dos veces más. Se mareó pero no le importó y se siguió montando en la montaña rusa. Pidió a sus amigos que se montaran con él, pero no querían, así que se montó él solo.


Iba por la calle y, era tan gafe, tan gafe, tan gafe, que tropezó con el bordillo con tan mala suerte que en ese momento pasaba por la carretera un camión que lo atropelló y murió. Y todo por culpa de haber pasado por debajo de una escalera.

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