"Cuentan los autores que de este caso escriben, que en 1560 el gran Tiziano fue requerido por los hijos del almirante genovés Andrea Doria -célebre por sus heroicas hazañas al servicio de su Serenísima Majestad, el emperador Carlos-, para que realizara un retrato (desgraciadamente desaparecido) de su padre en base a su mascarilla mortuoria. Hízolo así Tizianao, pero los hijos se mostraron muy descontentos con el resultado, alegando que no se parecía a su padre en absoluto. 'No os preocupéis' -trataba de tranquilizarlos el pintor veneciano-, 'dentro de cien años, este será Andrea Doria'."
Así comenzaba Tomás Hoyas su columna en el diario El Mundo de Castilla y León del pasado 27 de enero. Aludía a la polémica desatada por la colocación en Palencia de una estatua en honor de la atleta Marta Domínguez.
Parece ser que la deportista, que ha terminado aceptando el homenaje de sus paisanos, no se reconocía en la obra del escultor Luis Alonso.
Bien; el caso es que, en la misma página del citado periódico, J. M. Nieto, interpretaba así el asunto:
¡Quién sabe si dentro de unos cuantos años...!
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