Hola, chiquillos.
Sé que estáis a punto de emprender otro viaje; dejadme que,
aunque sea en la distancia, yo también os diga adiós. Acabáis toda una etapa. Pero el camino, vuestro camino, continúa.
Atrás quedaron marcados vuestros pasitos; muy juntos, porque
muy juntos habéis andado el camino. Sois un grupo fantástico. Cada uno de
vosotros lo es.
Me encanta vuestra compenetración, vuestra responsabilidad,
vuestra preocupación por los otros, vuestros gestos de cariño, vuestra
capacidad para escuchar y acoger, vuestra inagotable curiosidad, vuestro
interés, vuestra capacidad de disfrutar, vuestra emotividad… Pero hay algo que
me gusta especialmente de vosotros: vuestra sensibilidad. Sé que todo lo que es
importante de verdad os toca el corazón. Y eso es muy grande, mis niños. No lo
perdáis nunca. El mundo necesita personas como vosotros.
Quien mire con atención el camino que habéis recorrido,
observará, al lado de vuestras pisadas, otras no mucho mayores. Unas veces,
delante de las vuestras; otras, al lado; en algunas ocasiones, en medio de las
vuestras… En cualquier caso, cerca, muy cerca. Habéis tenido la inmensa suerte
de compartir camino con ella. ¡Nada menos que tres cursos! Sé que también ella
se siente afortunada. Tendréis otros profes, muchos, que os ayudarán y os
enseñarán. Pero, creedme si os digo que ninguno os querrá más que ella. Tendrá
otros alumnos, muchos, a los que enseñará, ayudará y querrá -no puede evitarlo;
ha nacido para eso -. Pero… ninguno de los que vengan será tan especial para
ella como vosotros.
Y en algún punto del camino, durante un trecho cortito,
también aparecerán las huellas de mis pasos. He tenido la fortuna de conoceros
y de compartir algunas tardes con vosotros. He aprendido, disfrutado y, quizá,
enseñado alguna cosa. Para mí también sois muy especiales: habéis visto que en
mi mochila viajan vuestros nombres; pues bien, sabed que en mi corazón tenéis
un sitio reservado. Con vosotros he sentido yo, como nunca antes, una despedida
de verdad, en la que cada lágrima, cada abrazo, cada mirada, cada beso… eran
tan de verdad que aún hoy me emociona recordarlo.
Recordad con cariño todo lo vivido estos años. Guardadlo en
vuestro recuerdo como un tesoro inagotable. Y, luego, mirad hacia delante y
emprended vuestro camino, juntos y sin miedo. Haréis cosas muy grandes; estoy
seguro de ello. No os deis nunca por vencidos. Confiad en vosotros mismos.
Que sintáis
a la Buena Madre
caminar
a vuestro lado.
Un abrazo inmenso,
mis pequeños y
queridos amigos.
¡Buen
viaje!
Muchísimas gracias de todo corazón Ángel. Nunca te olvidaré.
ResponderEliminarSe me olvidó desearte Feliz verano.
ResponderEliminarPaula.
Feliz verano también para ti, Paula. Disfruta, descansa y lee... todo lo que puedas.
EliminarRecibido mensaje, L. Recibido, leído (y guardado, pero no publicado) con mucho cariño. Gracias.
ResponderEliminarHola Ángel, soy Daniela, siento no haberte escrito pero la tristeza me impedia ponerte algo.Ahora pasado un tiempo que veo las cosas mas claras veo que en algún nos teniamos que separar pero al igual que nos hemos seperado, en algún momento la vida nos voloverá a unir.La ESO no es tan díficil como Covi nos decía pero lo hacia para que estuvieramos preparados.Ya tenemos delegada es Paula nuestra y la subdelegada es Victoria.Gracias por habernos enseñado tanto sobre la vida,Daniela
ResponderEliminarPSDT: ESTOY MONTANDO UN BLOG CUANDO TENGA LA DIRECCIÓN TE LA MANDO
Gracias, Daniela. Seguro que volvemos a vernos. Ánimo y suerte en la nueva etapa. Para quien trabaja y se lo toma en serio, siempre es más fácil. Espero esa dirección de tu blog. Cuidate mucho, chiquilla.
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